Hollywood se convirtió desde los años treinta en un foco de atracción para jóvenes artistas mexicanas; la proximidad de la frontera, a veces incluso los contactos familiares y -una vez que el éxito de las hispanas en el séptimo arte se consolidó- los frecuentes viajes de cazatalentos en busca de potenciales estrellas mexicanas que triunfaran en la industria del celuloide lanzó a la pantalla algunos rostros -e interpretaciones- que marcaron época. Algunos de estos casos son María Montez, más conocida como la Reina del Technicolor, Dolores del Río; Katy Jurado, Lupita Tovar, y Lupe Vélez. Encasilladas a veces en papeles "étnicos", algunas lograron ampliar sus registros a otros roles. Actrices puertorriqueñas en razón del status político de la isla y el acercamiento cultural a Estados Unidos pudieron llegar a la cima del éxito y consiguiendo no ser asociadas a perfiles concretos de interpretación y extender sus aspiraciones al Teatro, los Musicales, y el mundo de la canción: Rita Moreno, primera hispana en obtener un Óscar, Olga San Juan y Chita Rivera son quizá las más emblemáticas. Rita Hayworth tiene su propia historia. En los años 60 y 70 mujeres nacidas y formadas en núcleos hispanos históricos como Chicago -en el caso de Raquel Welch- o Phoenix -en el de Lynda Carter- llegan a triunfar en el difícil mundo de la imagen cinematográfica. Actrices actuales como Cameron Michelle Díaz han conocido un mundo del cine bastante diferente.
Hitchcock, Wilder, Buñuel y Cukor entre otros directores
También en el Teatro hay hispanas a reseñar: desde Beatriz Escalona, más conocida como la Chata Noloesca, nombre de uno de los personajes cómicos que creó en su espectáculo, hasta la dominicana Ilka Tanya Payán, actriz dramática y activista social comprometida, cuya actividad en New York dejó una profunda huella entre los jóvenes actores hispanos. A finales del siglo XX surgen otras posiciones interesantes, como la de Iris Morales, cineasta y directora de cortos de temática social, si bien su planteamiento es más bien documental y por tanto se acerca más al periodismo o a la historia "oral" que indudablemente al cine. Aunque su técnica y su lenguaje sean los mismos su expresión y conceptos son bien distintos y se aproximan más a una nueva forma de reivindicación que a una industria del entretenimiento, como es el cine americano.
El mundo de la Música ha sido el ámbito natural de éxito de muchas mujeres hispanas. En la Ópera destacan Lucrecia Bori, soprano valenciana afincada en New York desde principios del XX, o Martina Arroyo, soprano lírico spinto, además de la gran cantante puertorriqueña Graciela Rivera. Importantes creadoras han sido María Grever, autora de boleros y otras formas musicales de tradición hispana; Irma Morillo, compositora y cantante puertorriqueña y Tania León, creadora musical desde el pluriculturalismo y directora de orquesta. La música tejana o "tex-mex" agrupa a Rosita Fernández, cantante y actriz; Leticia Tish Hinojosa Música Texana; Lydia Mendoza, guitarrista y cantante de música texana de comienzos del siglo XX, Chelo Silva, Rita Vidaurri o Eva Ybarra , acordeonista, y su banda; Patricia Donita "Patsy" Torres y Vikki Carr. La española Charo Martínez-Molina Baeza se hizo bastante popular en los 60-70 con la orquesta de Xavier Cugat. Joan Báez es una figura diferente: cantautora inclasificable, siempre comprometida con los movimientos de defensa de los derechos civiles de los años 60, el pacifismo y el mundo hippie, ha adquirido rango de voz universal. Ahora bien, los ritmos caribeños también marcaron época: Celia Cruz y Guadalupe Yoli Raimondi, La Lupe ambas llegadas a Estados Unidos tras la Revolución Cubana, y Graciela Pérez Gutiérrez, hicieron populares la salsa, el merengue y otros sones del Caribe. Partiendo de esta misma música tradicional cubana, Gloria Stephan ha logrado un estilo propio y diferente, pero a la vez bien arraigado. Por último, dentro los grandes éxitos de los últimos años hay que mencionar a Christina Aguilera; Mariah Carey; y Jennifer López.
Respecto a la danza, Rosa Guerrero bailarina de origen mexicano, como Tina Ramírez, caraqueña, directora del Ballet Hispano de New York hacen del baile una forma de transmisión de la identidad cultural, de la misma manera que Nitza Tufiño, muralista de inspiración aborigen, Marisol Escobar, pintora venezolana; Yolanda López, enraizada en la tradición guadalupana pero rompedora hasta la transgresión o la artista Carmen Lomas Garza emplean sus destrezas artísticas para expresar el mundo hispano al medio anglo.